Geometría Sagrada y Ciencias Naturales

 

La geometría de los antiguos egipcios era mucho más que un estudio de puntos, líneas, superficies y sólidos, y sus propiedades y mediciones. La armonía inherente en la geometría fue reconocida en el Antiguo Egipto como la expresión más convincente de un plan divino que sustenta el mundo, un plan metafísico que determina el físico.

Para los antiguos egipcios, la geometría aportaba los medios para que la humanidad pudiera entender los misterios del orden divino. La geometría está en todas partes de la naturaleza: su orden sustenta la estructura de todas las cosas, desde las moléculas a las galaxias. La naturaleza de las formas geométricas permite su funcionamiento. El diseño que utiliza los principios de la geometría sagrada debe lograr el mismo objetivo, es decir la forma de cumplir/representar una función.

La geometría sagrada no solo aborda las proporciones de las figuras geométricas, sino también las relaciones armónicas entre las partes y el todo, como las partes del ser humano con las demás partes, la estructura de las plantas y los animales, las formas de los objetos de cristal y naturales, todas ellas son manifestaciones del continuo universal.

La clave de la proporción armónica divina (geometría sagrada) es la relación entre la progresión del crecimiento y la proporción. La proporción armónica y la progresión son la esencia del universo creado. Esta es coherente con la naturaleza que nos rodea. La naturaleza que nos rodea sigue esta relación armoniosa. La progresión natural sigue una serie que se popularizó en Occidente como la “sucesión de Fibonacci”.

Debido a que esta serie existía antes de Fibonacci (nacido en 1179 EC), no debería llevar su nombre. Tanto Fibonacci como sus analistas occidentales ni siquiera reclamaron que era de su “creación”. Llamemos a las cosas lo que son, una sucesión recurrente. Esta es un serie progresiva que comienza con los dos primeros números del sistema del Antiguo Egipto, es decir el 2 y el 3. Después se añade a su total el número anterior, y así sucesivamente, cualquier cifra es la suma de las dos precedentes. Por lo tanto, la serie sería la siguiente: 2, 3, 5, 8, 13, 21, 34, 55, 89, 144, 233, 377, 610,…

Esta serie se refleja en toda la naturaleza. El número de semillas de un girasol, los pétalos de cualquier flor, la disposición de las piñas de pino, el crecimiento de una concha de nautilus, etc., todo sigue el mismo patrón de esta serie.

La abrumadora evidencia indica que los antiguos egipcios conocían la sucesión recurrente. Los planos de los templos y las tumbas del Antiguo Egipto, en su larga historia, muestran que los principales elementos de los templos se colocaban a lo largo de sus ejes longitudinales siguiendo los números consecutivos de la sucesión recurrente, es decir, 2, 3, 5, 8, 13, 21, 34, 55, 89, 144, 233, 377, 610,…

Una vez que se muestran las dimensiones de los monumentos del Antiguo Egipto en las unidades del codo (0,528 m) del Antiguo Egipto, es evidente que la sucesión recurrente fue creada por los antiguos egipcios. La sucesión recurrente se ajusta perfectamente, y puede considerarse una expresión, de las matemáticas egipcias, que algunos las han definido como un procedimiento acumulativo en esencia.

Existen evidencias acerca del conocimiento de la sucesión recurrente, desde el Templo de la Pirámide (erróneamente llamado funerario) de Kefrén (Chephren), en Giza, construido en el año 2500 AEC, es decir aproximadamente 3.700 años antes de Fibonacci.

Los puntos esenciales del templo [como se muestra a continuación] cumplen con la sucesión recurrente, que obtienen la cifra de 233 codos en su longitud total, medido a partir de la pirámide, con DIEZ números consecutivos de la serie.

En lo referente a la actual aplicación limitada del término geometría, todos los aspectos de nuestra geometría actual se perfeccionaron en el Antiguo Egipto, hace mucho tiempo. Su conocimiento avanzado es muy evidente en unos pocos papiros recuperados, que comúnmente se conocen como los papiros “matemáticos” del Antiguo Egipto. Más adelante en este capítulo encontrará más información sobre estos papiros.

 

[Un extracto de La Cultura Revelada Del Antiguo Egipto, Segunda edicion por Moustafa Gadalla]