Osiris

Osiris (Ausar, Usire, Asar)

 

Osiris representa el aspecto cíclico de la naturaleza: la creación física y sus ciclos de devenir y regresar.

Osiris simboliza lo divino en forma mortal. Osiris suele representarse como un cuerpo humano momificado y barbudo que lleva una corona blanca. Osiris suele representarse llevando:

– el cayado del pastor (siendo el pastor de la humanidad).
– el mayal que simboliza la capacidad de separar el trigo de la paja.
– el cetro de la supremacía.

Osiris está escrito con el glifo del trono y el ojo, combinando los conceptos de legitimidad y divinidad. El glifo de Isis es el trono/asiento y como tal le da a su marido Osiris el poder divino para gobernar.

 

El concepto de lo divino en forma mortal no se limita sólo a los seres humanos. Osiris representa el proceso, el crecimiento y los aspectos cíclicos subyacentes del universo, en parte y en su totalidad.

Cubriremos aquí tres temas principales relacionados con Osiris:

1. Osiris en el proceso de creación
2. Osiris como 'Nuestro Padre Celestial'
3. Osiris y la resurrección egipcia

 1.Osiris en el proceso de creación

a. La Divinidad Cíclica
b. Osiris y Re/Ra
C. Osiris e Isis
d. Osiris la Luna
mi. Osiris la columna vertebral de la creación
F. Osiris El agua: los cuatro elementos de la creación

1a. La Divinidad Cíclica

El tema principal de los textos del Antiguo Egipto es la naturaleza cíclica de la creación que nace, vive, muere y se regenera nuevamente.

El ciclo más obvio y universal para los humanos es el ciclo solar. El sol, que nace de nuevo cada mañana, cruza el cielo, envejece, muere y viaja por el inframundo durante la noche en un ciclo de regeneración.

Osiris representa el aspecto cíclico de la naturaleza: la creación física y sus ciclos de devenir y regresar.

El número cíclico universal por excelencia es el SIETE. Con frecuencia, siete de algo forman un conjunto completo: los 7 días de la semana, los 7 colores del espectro, las 7 notas de la escala musical, etc. Las células del cuerpo humano se renuevan totalmente cada 7 años.

La palabra egipcia para el número siete es Sab-aa, que es la misma palabra para León.

Uno de los títulos de Osiris era El león; la misma palabra que Siete.

El signo zodiacal de Leo fue elegido para representar la época del año en la que los leones van a la orilla del agua a beber al comienzo de la temporada de lluvias.

Osiris no sólo está relacionado con el número siete y con el León, sino que también está asociado con el suministro de agua, como veremos más adelante.

Dado que Osiris representa el poder latente de la resurrección para comenzar un nuevo ciclo, los egipcios representaban el lecho de muerte en forma de león siendo el número siete (siendo Osiris).

El rostro de Osiris se representa en color negro al representar el muerte estado.

Y se muestra con una cara verde cuando representa el resurrección/renovación estado.

1b. Osiris y Ra [Re]

Etimológicamente, la relación entre Re y Osiris se vuelve evidente. La palabra egipcia para Osiris es Aus-Ra.

La palabra Aus significa el poder de, o la raíz de. Como tal, el nombre Ausar consta de dos partes: Aus-Ra, que significa el poder de Ra, que significa el renacimiento de Ra [Re].

El principio que hace que la vida surja de la muerte aparente es y fue llamado Ausar, quien simboliza el poder de la renovación. Aus-Ra representa el proceso, el crecimiento y los aspectos cíclicos subyacentes del universo.

El ciclo perpetuo de la existencia, el ciclo de la vida y la muerte, está simbolizado por Ra (Re) y Ausar (Osiris). Ra es el neter [dios] viviente que desciende a la muerte para convertirse en Ausar, el neter [dios] de los muertos. Ausar [Osiris] asciende y vuelve a la vida como Ra [Re].

La creación es continua: es un fluir de vida que avanza hacia la muerte. Pero de la muerte nace un nuevo Ra, del que brota nueva vida. Ra es el principio cósmico de energía que avanza hacia la muerte, y Ausar [Osiris] representa el proceso de renacimiento.

Así, los términos de vida y muerte se vuelven intercambiables: vida significa muerte lenta; muerte significa resurrección a nueva vida. La persona muerta en la muerte se identifica con Ausar [Osiris], pero volverá a la vida y se identificará con Ra [Re].

El ciclo perpetuo de Ausar [Osiris] y Ra [Re] domina los textos del Antiguo Egipto, tales como:

En El libro de la aparición de la luz, tanto Ausar como Ra viven, mueren y nacen de nuevo. En el Inframundo, las almas de Ausar y Ra se encuentran y se unen para formar una entidad, descrita de manera tan elocuente:

Soy Sus Dos Almas en sus Gemelos.

En el capítulo 17 de El libro de la aparición de la luz, el fallecido, identificado con Ausar[Osiris], dice:

Soy ayer, sé el mañana.

En la tumba de la reina Nefertari (esposa de Ramsés II) se encuentra una conocida representación del muerto neter (dios) solar como un cuerpo momiforme con cabeza de carnero, acompañado de una inscripción, a derecha e izquierda:

este es ra[Re] que viene a descansar en Ausar[Osiris].
este es ausar [Osiris]que viene a descansar en Ra[Re].

 

1c. Osiris e Isis

Isis representa el principio femenino en el universo y su marido alegórico Osiris representa el principio masculino universal.

Los aspectos más significativos (pero no todos) de Isis y Osiris están mejor descritos por Diodoro de Sicilia, Libro I, 11. 5-6:

“Estos dos neteru (dioses) sostienen y regulan el universo entero, dando alimento y aumento a todas las cosas. . .”

"Además, prácticamente toda la materia física que es esencial para la generación de todas las cosas es proporcionada por estos dos neteru (dioses, diosas), Isis y Osiris, simbolizados como el sol y la luna…”

Osiris representa la encarnación (emanación) de la luna, reflejando la luz de Isis. El sol brilla.

1d. Osiris La Luna: ciclos de fertilidad

Los textos egipcios describen a Osiris como La luna. El ciclo de la luna es la manifestación perfecta de la naturaleza cíclica del universo, en su totalidad y en parte. La luna crece y mengua y luego desaparece durante unos días, para reaparecer nuevamente, representando la vida, la muerte y el renacimiento, una y otra vez.

El principio que hace que la vida surja de la muerte aparente se llamaba/se llama ausar [Osiris], que simboliza el poder de la renovación.

Osiris representa el proceso, el crecimiento y los aspectos cíclicos subyacentes del universo. Por lo tanto, también se le identificaba con los espíritus (energías) de los cereales, de los árboles, de los animales, de los reptiles, de las aves, etc.

La representación más impresionante del concepto de regeneración, concretamente Osiris, es la ilustración que representa "La resurrección del trigo" con 28 tallos de trigo creciendo de su ataúd.

El ciclo del 28 (7×4) es también el ciclo de la menstruación en la mujer, del cual depende toda la vida humana.

También es interesante observar que la vida de Osiris (o su reinado), según la simbólica Historia Modelo Egipcia, duró 28 (7×4) años.

1e. Osiris la columna vertebral de la creación

El pilar Tet [djed] es la columna vertebral de la creación, que está asociada con Osiris como su símbolo sagrado.

El pilar Tet [djed] representa el tronco podado del cedro, que simboliza la posibilidad de una vida renovada.

Aquí se representa como el cuerpo de Osiris rodeado por un cedro.

Dado que el Pilar del Tet representa vida renovada, aparece (junto con el símbolo de Isis) casi siempre en todas las tumbas y en la mayoría (si no en todos) los templos, así como en papiros y joyas.

El símbolo de Isis se llamaba Thet, que suena muy parecido a Tet, siendo el símbolo de Osiris.

El Thet de Isis se representa como un nudo que parece ser un genital femenino estilizado. El amuleto de Isis transmite la virtud de la sangre de Isis, su fuerza y sus palabras de poder.

Tet [djed] representa el sacro de Osiris; es decir, la parte de la espalda que está cerca del conducto del esperma, pues simbolizaba la semilla de Osiris. Era, entonces, natural representar los órganos genitales de Isis como un amuleto de compañía; porque los dos amuletos simbolizarían los poderes procreativos del hombre y de la mujer.

1.f. Osiris El agua: los cuatro elementos de la creación

Los cuatro elementos de la creación representan los cuatro elementos necesarios para importar.

Osiris representa el agua como elemento fertilizante, que fertiliza el suelo de la Madre Tierra (siendo Isis) para dar a luz todas las creaciones. Osiris como agua representa el ciclo más importante de la creación; concretamente, el "ciclo del agua".

Los egipcios utilizaron los cuatro fenómenos simples (fuego, aire, tierra y agua) para describir las funciones funcionales de los cuatro elementos necesarios para la materia.

Los cuatro elementos del mundo (agua, fuego, tierra y aire), citados en el libro de Plutarco. Moralia, vol. V:

“Los egipcios simplemente dan el nombre de Osiris a toda la fuente y facultad creadora de la humedad, creyendo que ésta es la causa de la generación y la sustancia de la semilla productora de vida; y el nombre de Seth [Tifón] le dan a todo lo que es seco, ardiente y árido, en general, y antagónico a la humedad.

Así como los egipcios consideran el Nilo como la efusión de Osiris, así sostienen y creen que la tierra es el cuerpo de Isis, no todo, sino la mayor parte de lo que el Nilo cubre, fertilizándolo y uniéndose con él. De esta unión hacen nacer a Horus. La Hora que todo lo conserva y fomenta, es decir, el templado estacional del aire circundante, es Horus. La insidiosa intriga y usurpación de Seth [Tifón], entonces, es el poder de la sequía, que gana control y disipa la humedad que es la fuente de el Nilo y su salida”.

Aquí vemos cómo Osiris está representando el ciclo del agua cuando el fuego/calor evapora el agua, que se condensará nuevamente y caerá como agua a la superficie de la Tierra.

Osiris representa las perspectivas de inundación y vegetación renovada. Osiris se identifica en los textos egipcios como: Nuestro cultivo y Nuestra Cosecha.

2. Nuestro Padre Celestial

a. Lo Divino en forma mortal
b. Osiris el espíritu ancestral
C. Osiris el toro sacrificial Apis

2a. Lo Divino en forma mortal

Según la filosofía egipcia, aunque toda la creación es de origen espiritual, el hombre nace mortal pero contiene dentro de sí la semilla de lo divino. Su propósito en esta vida es nutrir esa semilla, y su recompensa, si tiene éxito, es la vida eterna, donde se reunirá con su origen divino.

Para reencontrarnos con nuestro origen divino, los egipcios siguieron el modelo alegórico de Osiris.

Según las tradiciones del Antiguo Egipto, Osiris vino a la Tierra en beneficio de la humanidad, llevando el título de Manifestador del Bien y la Verdad.

Según la Historia modelo egipcia, a pesar de su muerte alegórica, Osiris llevaba dentro de él la semilla viva de la eternidad, Horus. Como tal, Osiris representa al hombre mortal que lleva dentro de sí la capacidad y el poder de la salvación espiritual. Todos los muertos fueron/son equiparados a Osiris, porque Osiris es un principio cósmico, no una persona histórica.

Permítanme repetir este hecho: Todos los muertos, hombres y mujeres, ricos y pobres, TODOS se llaman Osiris en todos los textos funerarios de todas las épocas.. La esperanza de todo egipcio era/es la resurrección en un cuerpo transformado y la inmortalidad, que sólo podría realizarse mediante la muerte y resurrección de Osiris.

2b. Osiris el espíritu ancestral

Los antepasados son aquellas personas que una vez vivieron en la Tierra y luego regresaron al Cielo. Osiris es el ancestro modelo, porque Osiris vivió una vez (alegóricamente hablando) en la Tierra y luego regresó al Cielo.

El concepto de Osiris como Gran Ancestro extendido a toda la sociología y existencia del egipcio antiguo y baladí. De principio a fin, una larga cadena de precedentes ancestrales se convirtió en costumbre y ley. El deber de todo egipcio era/es honrar a sus antepasados con acciones responsables y buenas obras.

Todo lo que hicieron –cada acción, cada movimiento, cada decreto– tenía que justificarse en términos de su precedencia ancestral para acatar y explicar sus acciones y hechos.

Toda la sociología y existencia de los egipcios antiguos y baladi, desde el principio hasta el final, no es más que una larga cadena de precedentes ancestrales, cada eslabón y remache de los cuales se convirtió en una costumbre y una ley, desde sus padres espirituales hasta ellos mismos, en la carne. .

Platón y otros escritores afirmaron la total adhesión de los egipcios a sus propias tradiciones.

Esta actitud nada ha cambiado desde entonces; pues cada viajero a Egipto desde entonces ha confirmado su lealtad a tal conservadurismo.

Todo egipcio aprendió a honrar a sus antepasados porque será juzgado por ellos, como lo simboliza Osiris, el Gran Ancestro, quien, como gran juez de los muertos, preside los procedimientos del Día del Juicio.

Osiris siempre se representa bajo un techo abovedado.

La forma de cúpula significa ORO, el objetivo final del Camino espiritual.

Al igual que Osiris, los antepasados con poderes espirituales especiales (como los santos) siempre se encuentran enterrados bajo un pequeño edificio con cúpula.

Estos edificios con cúpulas salpican el paisaje egipcio.

Más sobre este punto se encuentra en nuestra publicación. Místicos egipcios: buscadores del camino Por Moustafa Gadalla.

2c. Osiris el toro sacrificial Apis 

[Las imágenes de apoyo para esta subsección se encuentran en la sección Apis anterior de este capítulo del libro.]

Se necesita una vida para salvar una vida. Osiris vino a la Tierra para beneficio de la humanidad, fue sacrificado y se convirtió en el Señor del Juicio en el otro mundo. Osiris es la renovación alegórica de la vida. Hay que morir (en sentido figurado) para nacer de nuevo.

Una concepción similar y posterior la encontramos en la religión de Abraham, donde Abraham sacrificó un carnero para salvar la vida de su hijo.

Uno de los rituales más importantes en las fiestas anuales egipcias desde la antigüedad es el sacrificio ritual del toro, que representa la renovación de las fuerzas cósmicas a través de la muerte y resurrección de la deidad toro.

Los egipcios relacionaron a Apis, tanto vivo como muerto, con Osiris. Era hijo de Osiris y era el “imagen viva de Osiris”.

Después de la muerte de su cuerpo, se pensaba que su alma iba al cielo, donde se unió a Osiris y formó con él el dios dual Asar-Hepi u Osiris-Apis. Bull es básicamente la encarnación de Osiris.

Los escritores clásicos de la antigüedad afirman que el toro Apis fue sacrificado por Osiris desde la época de Mena, hace 5.000 años.

En las tradiciones del Antiguo Egipto, el vino se sacrificaba por la sangre de Osiris.

Los egipcios se sentían obligados a comer la carne del toro sacrificado y beber vino durante las festividades para recibir la bendición divina.

Que el vino fue sacrificado por la sangre de Osiris está representado en prácticamente todas las tumbas egipcias. Las paredes de las tumbas del Antiguo Egipto muestran a viticultores prensando vino nuevo, y la elaboración del vino está en todas partes como una metáfora constante de los procesos espirituales y los temas de la transformación y el poder interior. El proceso de elaboración del vino: cultivo, cosecha, prensado y fermentación es una metáfora de los procesos espirituales.

El alma, o la porción de Dios interior, provoca fermento divino en el cuerpo de vida. Se desarrolla allí, como en la vid, por el sol del ser espiritual del hombre. La potencia fermentada del vino era, en su nivel espiritual más profundo, un símbolo de la presencia del dios encarnado dentro de la persona espiritualmente consciente.

Aquí se muestra al ocupante de la tumba bebiendo vino: la sangre del sacrificio de Osiris.

En el Libro de los Muertos, a Osiris se le llama el “Toro de Amentet”; es decir "Toro del otro mundo”.

En el Antiguo Egipto, la deidad Madre, Isis, tenía un hijo que, en forma de toro, era sacrificado anualmente para asegurar el ciclo de las estaciones y la continuidad de la Naturaleza.

Según las prácticas actuales, los escritores antiguos afirmaban que era la madre la elegida para engendrar un ternero con cualidades particulares: era el toro de su madre, por así decirlo.

Heródoto, al describirlo, dice:

"Apis, también llamado Epaphus, es un toro joven, cuya madre no puede tener otra descendencia, y de quien, según los egipcios, concibe a partir de un rayo enviado desde el cielo, y así produce al dios toro Apis".

Las connotaciones religiosas de este sacrificio son un eco de un sacrificio en el sacramento, donde se nos recuerda la muerte de Cristo para que la humanidad pueda ser salva. En esencia, se trata de un auténtico drama religioso en el que, como en la misa católica, se adora y sacrifica a un dios.

Diodoro, en Libro I, [85, 3-5], explica los poderes rejuvenecedores del toro sacrificial:

“Algunos explican el origen del honor concedido a este toro de esta manera, diciendo que a la muerte de Osiris su alma pasó a este animal y, por lo tanto, hasta el día de hoy siempre pasó a sus sucesores en los tiempos de la manifestación de Osiris. "

Osiris representa el proceso, el crecimiento y los aspectos cíclicos subyacentes del universo: el principio que hace que la vida surja de la muerte aparente.

Osiris representa el principio de rejuvenecimiento/renovación en el universo. Por tanto, en el contexto del Antiguo Egipto, el toro debía sufrir una muerte en sacrificio para asegurar la vida de la comunidad. El sacrificio del animal santo y el consumo de su carne provocaban un estado de gracia.

Las pequeñas tablillas en las tumbas del Antiguo Egipto a veces representan un toro negro que lleva el cadáver de un hombre a su morada final en las regiones de los muertos. Se muestra que el nombre de este toro es Apis, porque Osiris representa el estado de muerte en todos/cosas: lo divino en forma mortal.

En todo Egipto y en todas las épocas, los toros se representan en tumbas y templos, para ser sacrificados durante los festivales para renovar y rejuvenecer la vida.

3. Osiris y la resurrección egipcia

a. De tal palo tal astilla
b. El camino al padre
C. La gloria

3a. Osiris y Horus: de tal palo tal hijo

En la alegoría egipcia, Isis, la esposa de Osiris, pudo concebir a su hijo Horus sin la fecundación de Osiris. Fue la primera Inmaculada Concepción registrada en la historia.

Los egipcios consideraban a Osiris y Horus como uno, en dos formas complementarias.

De la misma manera, en las enseñanzas bíblicas a veces se hace referencia a Cristo como el “Hijo de Dios” y otras veces simplemente como Dios.

En el Evangelio de Juan, Cristo dice: “Yo y el Padre uno somos”.

Los egipcios creían en la divinidad antropomórfica o ideal de Horus (Cristo), cuya vida en este mundo y en el más allá era típica de la vida ideal del hombre. La principal encarnación de esta divinidad fueron Osiris y su hijo, Horus (Cristo).

Ni Osiris ni Horus fueron considerados históricos.

Osiris representa al hombre mortal que lleva dentro de sí la capacidad y el poder de la salvación espiritual.

Osiris simboliza el subconsciente: la capacidad de actuar; hacer; mientras que Horus simboliza la conciencia, la voluntad y el potencial para actuar; hacer.

3b. El camino al padre

El egiptólogo británico Sir EA Wallis Budge lo resumió en la página vii de su libro: Osiris y la resurrección egipcia, vol. Yo, de la siguiente manera:

“La figura central de la religión del antiguo Egipto era Osiris, y los principales fundamentos de sus seguidores eran la creencia en su divinidad, muerte, resurrección y control absoluto de los destinos de los cuerpos y almas de los hombres. El punto central de la religión de cada Osiris era su esperanza de resurrección en un cuerpo transformado y de inmortalidad, que sólo podía ser realizada por él a través de la muerte y resurrección de Osiris.

Desde el período más temprano de la historia del Antiguo Egipto, los egipcios creían que Osiris era de origen divino: alguien en parte divino y en parte humano, que había resucitado de entre los muertos sin haber visto corrupción.

Lo que Osiris había logrado para sí mismo, lo podía realizar para el hombre. Como modelo, los antiguos egipcios creían que lo que hacía Osiris, ellos podían hacerlo. Debido a que él había vencido la muerte, los justos también podrían vencer la muerte y alcanzar la vida eterna. Resucitarían y alcanzarían la vida eterna.

El tema en el egipcio. Libro de las cavernas habla de la necesidad de muerte y disolución (de lo carnal y material), previa al nacimiento de lo espiritual. El Jesús bíblico se hace eco de esto cuando dice:

Si el grano de trigo no cae en la tierra y muere, queda solo; pero si muere, da mucho fruto. [Juan 12:24]

Pablo también se refiere al mismo principio en 1 Corintios 15:36:

. . . lo que siembras no resucita si no muere.

Otro ejemplo es el simbolismo bíblico del vino, que se remonta al Antiguo Egipto, donde las paredes de las tumbas del Antiguo Egipto muestran a viticultores prensando vino nuevo y la elaboración del vino es en todas partes una metáfora constante de los procesos espirituales y los temas de la transformación y el poder interior.

En algunos lugares de las escrituras egipcias, el propio Osiris era caracterizado como la vid.

El alma, o la porción de Dios interior, causa el fermento divino en el cuerpo de vida. Se desarrolla allí, como en la vid, por el sol del ser espiritual del hombre. La potencia fermentada del vino era, en su nivel espiritual más profundo, un símbolo de la presencia del Dios encarnado dentro de la persona espiritualmente consciente.

¿Pero a quién queremos parecernos para poder guiarnos de regreso al Padre? La respuesta es Su Hijo: Horus.

En el Día del Juicio, Horus, hijo de Isis, actúa como mediador entre el difunto y el padre Osiris. Todos los egipcios querían/quieren El hijo de Dios Horus para darles vida (a los muertos), como se muestra en estas tumbas egipcias.

Asimismo, en el cristianismo, el motivo cristiano se basaba/se basa en la necesidad de un mediador; un hijo de dios como un pastor todopoderoso y un salvador engendrado que vive entre el hombre común.

3c. La gloria

En los textos del Antiguo Egipto, el alma realizada alcanza la gloria y se une al Origen Divino. Asimismo, la Biblia nos dice que se dice que Jesús alcanzó la gloria sólo después de su muerte y Resurrección:

… Dios, que lo resucitó de entre los muertos y le dio gloria… [I Pedro, 1:21]

La gloria es la belleza radiante del esplendor y la magnificencia (el cielo o la bienaventuranza del cielo) que se logra mediante el logro más elevado. La gloria se representa en las obras de arte como un halo o un círculo de luz. En el Antiguo Egipto, el neter (dios) Ra (Re) representa la Luz y se representa como un círculo.

 

[Un extracto de Divinidades egipcias: Todos los que son UNO, 2.ª edición por Moustafa Gadalla]
https://egyptianwisdomcenter.org/product/egyptian-divinities-the-all-who-are-the-one-2nd-edition/

https://egyptianwisdomcenter.org/product/egyptian-divinities-the-all-who-are-the-one-2nd-edition/